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La economía peruana en 2025: principales lecciones

19/12/2025 | Por: ComexPerú / Semanario 1285 / Economía
La economía peruana en 2025: principales lecciones

Este año dejó avances en estabilidad macroeconómica, pero también expuso desafíos estructurales pendientes, en un contexto marcado por la inseguridad, la incertidumbre política y un crecimiento sostenido por sectores específicos.

 

El 2025 fue un año de contrastes para la economía peruana. Mientras se reforzaron avances en la consolidación macroeconómica, tras varios años marcados por choques internos y externos, el desempeño económico se desenvolvió en un entorno social y político complejo. El deterioro de la seguridad ciudadana se mantuvo como un factor transversal para familias y empresas. Además, la elevada incertidumbre política, asociada a un proceso de transición en el Ejecutivo, condicionó las expectativas de la población.

 

La inflación se mantuvo dentro del rango meta (1% - 3%) establecido por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), lo que refleja una normalización del entorno de precios. En el mercado cambiario, el tipo de cambio alcanzó niveles bajos en comparación con años anteriores, en un contexto marcado por una mayor entrada de dólares a la economía, asociada principalmente a exportaciones, flujos financieros y una mayor oferta de divisas. Frente a ello, el BCRP mantuvo una participación técnica al intervenir de manera oportuna para reducir episodios de volatilidad y evitar movimientos abruptos, tal como se analizó en el Semanario 1282.

 

En línea con este escenario, la política monetaria transitó hacia un sesgo menos contractivo, con la tasa de referencia ubicada en un 4.25%, que acompañó la desaceleración inflacionaria sin comprometer la estabilidad financiera. Por su parte, la actividad económica mostró un crecimiento en el PBI del 3.6% en octubre, apoyado en sectores específicos. Asimismo, el elevado nivel de reservas internacionales, que al 7 de diciembre alcanzó los US$ 91,417 millones, continuó actuando como un ancla fundamental frente a escenarios de incertidumbre.

 

Un crecimiento sostenido por diversos sectores

El crecimiento económico registrado en 2025 tuvo como uno de sus principales pilares al sector minero. Tal como se desarrolló en el Semanario 1283, la minería mostró un desempeño destacado no solo en términos de producción, sino también en variables clave para la economía real. El empleo minero formal alcanzó niveles récord durante el año, lo que reflejó una mayor demanda de mano de obra asociada con la expansión de operaciones y el avance de nuevos proyectos. A ello se sumó una trayectoria positiva de la inversión minera, orientada tanto a ampliaciones como a procesos de modernización, lo que consolidó al sector como un soporte relevante del crecimiento y la generación de ingresos.

 

De manera complementaria, el Avance Coyuntural de la Actividad Económica, del INEI, evidencia que los sectores vinculados a servicios y consumo también contribuyeron al dinamismo observado en el año. Actividades asociadas al comercio, construcción, transporte, manufactura, y energía mostraron una evolución favorable, en línea con una recuperación gradual de la demanda interna y una mayor normalización de la actividad económica. Sin embargo, el desempeño no fue homogéneo, pues se registraron diferencias importantes en los ritmos de expansión entre sectores, como el caso de los hidrocarburos o el sector agropecuario.

 

En conjunto, estas dinámicas reflejan un crecimiento concentrado en sectores específicos, lo que permitió sostener la expansión económica durante el año, pero que también pone en evidencia el potencial para avanzar hacia una mayor diversificación de la estructura productiva.

 

Expectativas, inversión y el desafío pendiente

A lo largo de 2025, la evolución de las expectativas empresariales mostró señales mixtas. Según la Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas del BCRP, si bien la mayoría de los indicadores se mantuvo en el tramo optimista, algunos componentes clave, como la demanda, la inversión y la contratación de personal a 12 meses, registraron una moderación hacia el cierre del año, lo que refleja un entorno de cautela frente a la incertidumbre política y social. Ello resulta relevante dado que las expectativas juegan un rol central en la toma de decisiones de inversión y la planificación de mediano plazo de las empresas.

 

En paralelo, la ejecución del gasto público continuó mostrando brechas importantes entre niveles de gobierno. A noviembre de 2025, los Gobiernos locales ejecutaron solo el 60.2% de su presupuesto, muy por debajo de los Gobiernos regionales (79%) y el Gobierno nacional (73.7%), lo que evidencia persistentes limitaciones en la capacidad de gestión subnacional. Esta dinámica afecta la calidad de la inversión pública y reduce su impacto sobre la actividad económica y el cierre de brechas sociales.

 

El balance de 2025 deja aprendizajes claros para la economía peruana. La consolidación de la estabilidad macroeconómica fue uno de los principales activos del año y permitió reducir riesgos en un entorno complejo; sin embargo, por sí sola no garantiza un crecimiento sostenido. De cara a 2026, el reto pasa por consolidar el dinamismo de la inversión privada —mediante la preservación de las condiciones de estabilidad fiscal y predictibilidad—, así como por fortalecer la institucionalidad y reducir la incertidumbre política y regulatoria. Asimismo, será clave avanzar en una agenda que impulse la competitividad y la productividad, con énfasis en reformas estructurales pendientes, todo ello en un contexto electoral que exigirá señales claras de continuidad económica.

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