Comercio Exterior, Exportación, Logística, Transporte

Eje Callao-Chancay: fases, retos y decisiones

19/12/2025 | Por: ComexPerú / Semanario 1285 / Comercio Exterior
Eje Callao-Chancay: fases, retos y decisiones

Una reciente evaluación del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) plantea una advertencia clara sobre el desarrollo del eje Callao-Chancay: la infraestructura portuaria no basta para generar transformación productiva y territorial. ¿Puede el eje Callao-Chancay convertirse en un verdadero hub regional o quedará limitado al movimiento de carga? 

La entrada en operación del puerto de Chancay ha generado expectativas sobre un cambio estructural en la logística y el desarrollo económico del país. Sin embargo, la Hoja de Ruta del Ámbito de Desarrollo Integral (ADI) de Chancay, elaborada por la CAF, plantea que la sola existencia de un puerto, incluso de escala global, no garantiza la constitución de un hub ni un proceso de transformación productiva sostenida. 

El enfoque del ADI parte de una premisa clara: un hub no se construye únicamente con infraestructura portuaria, sino con planificación, gobernanza, conectividad y una estrategia que articule el territorio, la logística y la producción. En ese marco, el eje Callao-Chancay debe entenderse como un proceso evolutivo, con etapas diferenciadas y riesgos concretos si las decisiones correctas no se toman a tiempo. 

Las fases del desarrollo del eje Callao-Chancay

La hoja de ruta identifica tres fases en el desarrollo del eje. Estas fases no son automáticas ni consecutivas por inercia, sino escenarios que dependen de la capacidad del país para resolver cuellos de botella históricos. 

La primera es la fase de maduración. En esta etapa, el eje se consolida como corredor logístico, enfocado en la eficiencia operativa, la conectividad básica y el movimiento de carga. El Callao continúa siendo el principal nodo del sistema portuario nacional, mientras Chancay complementa la oferta con conexión directa a Asia y capacidad para atender buques de gran escala. 

Entre enero y octubre de 2025, el puerto del Callao movilizó un total de 2.7 millones de TEU. Por su parte, el puerto de Chancay, desde el inicio de sus operaciones en junio y hasta octubre, registró un movimiento de 149,721 TEU, con lo que se ubica como el tercer puerto con mayor tráfico de carga contenerizada a nivel nacional si se consideran únicamente las cifras desde su entrada en operación, por detrás del Callao (1.4 millones de TEU) y Paita (176,984 TEU). Estas cifras permiten dimensionar el peso logístico del eje, pero también evidencian que el impacto económico de esta fase sería acotado si no se avanza hacia etapas posteriores. 

La segunda es la fase de clusterización. Aquí el eje deja de ser solo un canal de tránsito y empieza a concentrar actividades industriales, tecnológicas y de servicios logísticos de mayor valor agregado. La activación de zonas económicas especiales, parques industriales y plataformas especializadas permite transformar flujos comerciales en inversión, empleo y encadenamientos productivos. 

Entre la fase de maduración y la de clusterización, la hoja de ruta identifica un momento de encrucijada. Es el punto en el que el eje empieza a atraer inversiones de mayor escala y en el que las decisiones públicas resultan determinantes. Esta transición exige condiciones que hoy no están plenamente resueltas, como una conectividad vial y ferroviaria eficiente entre Chancay y el Callao, acceso oportuno a energía y agua, planificación del uso de suelo y un marco institucional que dé predictibilidad a la inversión. Sin estos elementos, la clusterización no se consolida y el eje corre el riesgo de quedar atrapado en un sistema puramente logístico. 

La tercera es la fase de regionalización. Se trata de una etapa avanzada en la que el eje Callao-Chancay se posiciona como hub del Pacífico sudamericano, integrado al hinterland nacional y conectado a corredores regionales. En este escenario, el hub no solo sirve al comercio peruano, sino que articula flujos regionales, servicios avanzados y centros de negocios vinculados al comercio exterior. 

Alcanzar esta fase implica integrar nodos logísticos interiores, difundir clústeres productivos hacia el territorio y sostener una visión de largo plazo que trascienda ciclos políticos. No todos los hubs del mundo llegan a este punto, y hacerlo depende de decisiones que se toman mucho antes de que el volumen de carga lo justifique. 

Retos que definen el resultado

El diagnóstico del CAF identifica con claridad los principales desafíos del eje. La débil integración norte-sur entre Chancay y el Callao, la congestión urbana, la fragmentación institucional, la ausencia de infraestructura complementaria y la limitada preparación territorial del Norte Chico son factores que pueden bloquear el tránsito hacia la clusterización y la regionalización. 

A ello se suma la necesidad de una gobernanza clara del ADI, capaz de coordinar a los distintos niveles de gobierno y al sector privado, para evitar un desarrollo desordenado que reproduzca problemas ya conocidos en otros nodos logísticos del país. 

La hoja de ruta del ADI Chancay no plantea un camino triunfalista, sino una advertencia realista. Si los desafíos de infraestructura, planificación y gobernanza no se enfrentan de manera oportuna, el eje Callao-Chancay puede quedar limitado a una fase de maduración logística, con alto movimiento de carga, pero sin un impacto profundo en el desarrollo productivo ni en la articulación territorial.

Compártelo en redes sociales: