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PORTADA: TRIBUTACIÓN Y REGULACIÓN
La regulación no funciona cuando no se
entiende la conducta o el comportamiento
del ciudadano. Esto se debe a que
normalmente tiene efectos inevitables
sobre las preferencias de los regulados2. propone que la política regulatoria
En dicho contexto, la evidencia recabada
por la economía del comportamiento3
muestra que, sistemáticamente, los
seres humanos tomamos decisiones
sesgadas, las cuales en muchos casos
resultan ineficientes. En el tránsito
de conocer y comprender el enfoque
interdisciplinario, el derecho ha tomado
los descubrimientos de la economía
y la psicología cognitiva y los ha
incorporado a los procesos regulatorios
con miras a repensar los dos tipos de
estrategias u objetivos de la regulación: ciones como ciudadanos. Por lo tanto,
persuadir y prevenir.
Así, para Reiss, citado por Francisco
Ochoa, “una autoridad con enfoque
disuasivo utiliza las sanciones como
herramienta principal de enforcement,
bajo la premisa de que los agentes
regulados responderán racionalmente
ante un castigo a uno de sus pares
o que el mismo agente infractor no
cometerá nuevamente la falta por el
impacto de la sanción previa”4.
El enfoque sancionador, en muchas
ocasiones, no logra modificar las
conductas no deseadas para los
mercados. Por ello, Ochoa indica que
la regulación “responsiva”, propuesta
por Ayres y Braithwaite, permite que
“una autoridad solo utilice una sanción
(multas o inhabilitación) como último
recurso, en tanto haya agotado las
opciones más persuasivas desde el
comienzo de la relación. A manera
de ejemplo, una autoridad con
enfoque responsivo en materia de
protección al consumidor no iniciaría
automáticamente un procedimiento
sancionador ante la detección de
una infracción, sino que agotaría la
posibilidad de lograr la adecuación a
la ley por parte del proveedor a través
de otros medios como las cartas de (nudges), en la misma medida que
exhortativas o las conciliaciones”. se promueve la utilización de incentivos
sobre la conducta de los individuos9.
Por su parte, el enfoque conductual En ese orden de ideas, por ejemplo, el
Indecopi no solo podría promover polí-
sea “persuasiva” en la medida que ticas regulatorias responsivas, sino que
influye en la mejoría del bienestar del adicione el enfoque conductual desarro-
individuo5, a través de la utilización llado por los llamados nudges, a efectos
de herramientas de la economía del de modificar conductas reiteradas en
comportamiento, las cuales buscan sanción o evitar que caigan en ellas.
desesgar6 a los ciudadanos y permitir
que tomen decisiones basadas en la Dicho enfoque es una oportunidad de
prevención. mejora para los programas de clemen-
cia y compromiso de cese en materia
Para Javier Tapia Canales, el “diseño” de de libre competencia o las medidas de
normas o de una política regulatoria no advertencia y subsanación previa en
debe ser visto como un proceso neutro protección al consumidor. Considera-
frente a nuestro comportamiento y elec- mos oportuno promover investigacio-
nes sobre la conducta de los agentes
“es posible diseñar normas que hagan económicos antes, durante y después
que ni siquiera la sanción sea esencial, de la utilización de las mencionadas
sino que simplemente se ‘orienten’ un instituciones jurídicas, a efectos de ana-
poco las elecciones (nudge)7 que van a lizar si las reglas regulatorias permiten
tomar los consumidores para lograr un que sean eficientes y viabilizar la mo-
comportamiento socialmente deseado”8. dificación de conductas que afectan el
proceso competitivo.
De esta forma, la regulación puede
prestar especial atención a la aplicación
1 Recomendaciones del Consejo de la OCDE sobre Política Regulatoria y Gobernanza 2012
2 Así, por ejemplo, si decidimos establecer limitaciones horarias en el ejercicio de una actividad recreacional o reducimos los
impuestos para la exportación de servicios tecnológicos, no solo generamos efectos sobre ciertos mercados, sino que dichas
normas incentivan positiva o negativamente la realización de determinadas conductas basadas en decisiones económicas.
3 La economía del comportamiento o conductual tiene sus orígenes a finales del siglo XIX, con los estudios deAlfred Marshall
en Cambridge. No obstante, solo hasta que Uchitelle y Lowestein publicaron una serie de artículos en The New York Times,
en febrero de 2001, fue que esta corriente obtuvo la notoriedad que no tenía. Únicamente luego de que Daniel Kahneman
ganase el premio Nobel en 2002 fue que realmente comenzó a consolidarse como una teoría económica reconocida. Para
una visión más completa de la historia de la economía conductual, ver: Earl, P. (2005). “Behavioural Economics and the
Economics of Regulation”. pp. 3-5.
4 Para mayor detalle, revisar: http://blog.pucp.edu.pe/blog/mregulacionsp/2018/06/01/regulacion-responsiva-la-importancia-
del-enforcement-inteligente/ (visitado el 1 de octubre de 2018).
5 Thaler, R. y Sunstein, C. Nudge. Improving decisions about health, wealth, and happiness. NuevaYork: Penguin Books, 2009.
6 A partir de nuestras investigaciones, notamos que los sesgos y heurísticas ejercen influencia en la percepción de los
riesgos de nuestras actividades, como el comportamiento frente al tráfico o el pago de impuestos, lo que lleva a una
distorsión en la formación de las preferencias que puede traducirse en decisiones socialmente ineficientes, dado que
generan externalidades a la comunidad.
7 Nudge o “ligero empujón” supera la definición de incentivo en cuanto sugiere la posibilidad de generar que los individuos
tomen decisiones más eficientes a través de la correcta presentación de la información.
8 Para mayor detalle:
http://repositorio.indecopi.gob.pe/bitstream/handle/11724/5174/809_GSF_ECP_Mejores_practicas_supervision_
n3.pdf?sequence=2&isAllowed=y (visitado el 1 de octubre de 2018).
9 Dichos nudges implican, pues, la generación de una especie particular de estímulos sobre la capacidad cognitiva de los
individuos, que tiene como finalidad persuadirlos para que tomen decisiones individual y socialmente eficientes, pero sin
perder de vista su libertad de elección.