El crecimiento sostenido de la economía peruana, entre 2004 y 2019, tuvo como resultado una reducción en la tasa de pobreza. Luego de la pandemia, la pobreza se incrementó y los resultados económicos, así como las proyecciones de crecimiento, no serían suficientes para revertir esta situación. 

En el Perú, la línea de pobreza en 2023 fue de S/ 446 per cápita mensual, y un 29% de la población estuvo por debajo de esta. Además, un 5.7% de peruanos vive bajo condiciones de pobreza extrema (con menos de S/ 251 mensuales), según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). 

La evolución del PBI y la tasa de pobreza en el Perú entre 2004 y 2023 muestran una relación inversa. El PBI presentó un crecimiento sólido hasta 2008, cuando fue interrumpido por el impacto de la crisis financiera. A partir de entonces, experimentó ciclos de expansión y contracción. Igualmente, esto logró mantener una reducción sostenida de la tasa de pobreza. En 2020, el PBI sufrió una abrupta caída debido a la pandemia. La paralización de la producción generó un aumento del número de personas en situación de pobreza monetaria, que pasó del 20.2% en 2019 a más del 30% en 2020.  

A pesar del inicio de la recuperación de la economía en 2021 y los años posteriores, la pobreza no se redujo a los niveles inmediatamente anteriores a la pandemia, lo cual indica que la recuperación económica sería insuficiente para revertir el impacto negativo sobre los ciudadanos de menores ingresos. Reducir la tasa de pobreza requeriría regresar a las tasas de crecimiento económico observadas en 2018 (20.5%) y 2019 (20.2%), pues fueron las más bajas dentro de un lapso de 20 años. 

La tasa de pobreza tuvo un aumento sostenido en 2022 y 2023, manteniéndose cerca del 30%. Esto es explicado por la desaceleración de la tasa de crecimiento del PBI, ya que aumentó la inflación en precios de los alimentos, hubo condiciones climáticas desfavorables y se debilitó el mercado laboral. 

El crecimiento de la tasa de pobreza y su relación con el PBI en los últimos años evidencian la necesidad de políticas públicas focalizadas que fomenten la inversión, más aún la privada, que representa el 80% del total. Sin el verdadero motor de crecimiento, la inversión, será difícil reducir la pobreza y generar oportunidades para todos. Asimismo, es importante contar con políticas que mitiguen el impacto de crisis, para salvaguardar a los grupos más vulnerables. 

UNA MIRADA A LA REGIÓN

Las tasas de pobreza en los países miembros de la Alianza del Pacífico (Perú, Colombia, Chile y México), entre 2018 y 2023, muestran claras diferencias. En 2018, el Perú registró una tasa de pobreza del 20.5%, una cifra inferior a las de Colombia y México, con el 34.7% y el 41.9% respectivamente. Chile, con una tasa mucho más baja (8.5%), lideraba la región en términos de menor pobreza. 

Durante 2020, marcada por el impacto de la pandemia, la pobreza en todos los países aumentó. En el Perú afectó al 30.1% de la población, manteniéndose nuevamente por debajo de Colombia (42.5%) y México (43.9%), pero aun superado por Chile (10.7%). 

Si bien la pandemia afectó fuertemente a toda la región, la recuperación de la tasa de pobreza a cifras prepandemia fue desigual. Para 2022, en el Perú descendió al 27.5%, una tendencia similar a la de otros países, aunque siguió siendo más alta que la de Chile, que redujo su pobreza (6.5%). Sin embargo, nuestro país mantuvo una posición relativamente mejor en comparación con Colombia y México, que registraron tasas del 36.6% y el 43.5%, respectivamente.

Los estimados de crecimiento económico proyectados por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco Central de Reserva del Perú, alrededor del 3%, no serían suficientes para lograr una reducción sostenida de la pobreza. Por tanto, se requiere un mayor crecimiento económico y un entorno que incentive la inversión, especialmente en sectores que impulsen el desarrollo de pequeñas y medianas empresas. En ese sentido, potenciar el crecimiento no será posible sin fomentar la inversión privada. 

La economía peruana registró un crecimiento del 3.53% en agosto de 2024. No obstante, este dato refleja una desaceleración en el ritmo de expansión presentado en los meses previos, lo que podría limitar el crecimiento económico al cierre del año, con una menor esperanza de reducir significativamente la pobreza.