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ÍNDICE DE PROGRESO JUVENIL 2021: ¿SON NUESTROS JÓVENES COMPETITIVOS?
Por ComexPerú / Publicado en Septiembre 17, 2021 / Semanario 1090 - Actualidad

El último informe técnico de mercado laboral a nivel nacional del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) muestra que, para el segundo trimestre de 2021, el desempleo en el grupo de edad de 14 a 24 años fue del 11%, lo cual lo sitúa como el mayor entre todos los grupos etarios. Algo similar ocurrió en los mismos trimestres de 2020 (15.7% de desempleo) y 2019 (9.2%), lo que convertiría esta situación en un problema recurrente.
Con el objetivo de explorar la situación del empleo juvenil a nivel mundial, el Social Progress Imperative, en conjunto con Deloitte, publicaron la versión 2021 del Índice de Progreso Juvenil (YPI, por sus siglas en inglés), un instrumento que, por cuarto año consecutivo, mide de manera sistemática dimensiones no económicas del desempeño social juvenil en 150 países. Además, captura resultados alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible a través de tres pilares: (i) Necesidades humanas básicas, (ii) Fundamentos de bienestar y (iii) Oportunidades.
Los resultados globales del YPI 2021, el cual lidera Noruega, revelan que, desde 2018, el promedio mundial de este indicador se ha incrementado de 64.86 a 65.78. Sin embargo, el componente Derechos personales (parte del pilar Oportunidades) ha retrocedido desde 2018 y se observan estancamientos en las áreas de Seguridad personal y Acceso a conocimientos básicos, ubicadas dentro de los pilares Necesidades humanas básicas y Fundamentos del bienestar, respectivamente.
En cuanto a la relación que existe entre el progreso social y el desempeño económico de un país, esta es directa, pero dicha “transmisión” no es igual para todos. A niveles de ingreso per cápita bajos, incrementos pequeños se asocian con mejoras de mayor magnitud del YPI, a diferencia de los cambios alcanzados por países con ingresos altos.
Asimismo, los resultados del YPI 2021 muestran que el Perú ocupa la posición 70, con un puntaje de 67.29, y desciende cuatro posiciones respecto del anterior reporte. Así, algunos de los países de la región que lo superan son Costa Rica (puesto 33), Uruguay (38), Chile (40), Argentina (41), Brasil (58), Colombia (65) y México (69). En términos del ranking, según pilares, el Perú alcanzó el puesto 93 en Necesidades básicas humanas, con 73.2 puntos; el puesto 65 en Fundamentos del bienestar, con 67.2 puntos; y el puesto 56 en Oportunidades, con 61.5 puntos.
Así, con relación a 2020, nuestro país ha mejorado su puntaje en el pilar Oportunidades, mientras que en Fundamentos del bienestar se mantuvo constante y en Necesidades básicas humanas experimentó un retroceso. Estos resultados tuvieron como consecuencia la caída en la posición y el puntaje general de nuestro país.
En detalle, el crecimiento del puntaje del pilar Oportunidades se ha visto favorecido por la mejora de los componentes Derechos personales, Libertad personal y Acceso a educación superior, aunque este último aún se ubica en niveles muy bajos.
El resultado deficiente del pilar Necesidades básicas humanas se sustenta en la gran caída de Seguridad personal, mientras que Nutrición y atención médica básica tuvo un muy ligero crecimiento con respecto al informe de 2020.
En lo que respecta al pilar de Fundamentos del bienestar, sus componentes se han mantenido casi constantes, aunque cabe resaltar una ligera mejoría en Acceso a información y comunicación.
OTROS PAÍSES DE LA REGIÓN
Al observar los resultados de los países miembros de la Alianza del Pacífico (AP), Chile muestra una ventaja con respecto a los demás y se ubica en el puesto 40, principalmente por los componentes de Nutrición y atención médica básica, Acceso a información y comunicaciones, y Acceso a la educación superior, los cuales forman parte de los pilares Necesidades básicas humanas, Fundamentos de bienestar y Oportunidades, respectivamente. Le siguen, México, que ocupa la posición 69, y Colombia, en el puesto 65.
En términos relativos, el Perú se ubica en una peor posición respecto a los países de la AP en lo relacionado con temas de libertad personal y de elección, agua y saneamiento, y acceso a educación superior. En este último punto, nuestro país se ubica en un nivel menor al promedio mundial.
Es importante mencionar que este análisis de competitividad social nos indica que aún nos encontramos rezagados en comparación con los demás países de la AP y de las grandes economías en temas prioritarios.
Si bien se aprecian algunas mejoras en los indicadores sociales para los jóvenes, estos son aún tan pequeños que no reducen las brechas con respecto a otros países. Componentes tales como acceso a educación superior y acceso a conocimientos básicos deberían ser temas prioritarios para elevar el capital humano y la competitividad de nuestros jóvenes, de tal manera que se pueda reducir el alto desempleo acumulado que enfrentan desde hace años (ver Semanario 1083).
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