Estamos próximos a celebrar las Fiestas Patrias. En su mensaje a la nación, la presidenta deberá anunciar qué medidas tomará su Gobierno para impulsar el crecimiento económico. Esto no será posible sin medidas para fomentar la formalización de las micro y pequeñas empresas (mypes), así como para combatir la inseguridad ciudadana que limita su desarrollo. 

La participación de las mypes en el tejido empresarial peruano brinda una muestra de la importancia que estas unidades de negocio tienen por su contribución a la producción nacional, la generación de empleo e ingresos para millones de peruanos. Históricamente, las mypes han representado el 99% del tejido empresarial, lo que demuestra el espíritu emprendedor peruano, pero, a su vez, responde a las características de nuestra economía. 

Luego de la contracción del PBI en 2023 (-0.55%), urgen medidas para recuperar la senda del crecimiento. Históricamente, casi 1 de cada 2 peruanos trabaja en una mype. Sin embargo, en los últimos años, el total de ventas anuales de estos negocios, como porcentaje del PBI total, ha venido decreciendo. Luego de la pandemia, su volumen de ventas representa menos del 20% del PBI. Ello demuestra que, pese a explicar casi la totalidad de empresas en el país, la atomización de las mypes genera que muevan menos de S/ 1 de cada S/ 5 producidos en el país. 

La principal razón que motivó a los micro y pequeños empresarios a iniciar su negocio en 2019, antes de la pandemia, fue una necesidad económica (48.8% del total), según datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho). En segundo lugar, los microempresarios declararon haber iniciado sus negocios para mejorar sus ingresos (23.9%). 

La necesidad de generar ingresos sería el principal motivo detrás del emprendimiento de los micro y pequeños empresarios. En 2020, 2021 y 2022, el porcentaje de mypes que declararon iniciar un negocio por una necesidad económica ascendió al 52.1%, 53.1% y 50.5%, respectivamente. Si bien en 2022 esta razón parecía perder fuerza frente al año anterior, en 2023, el 53.4% de empresarios declaró iniciar su negocio por una necesidad económica, en línea con la caída del PBI y el incremento del desempleo. Cabe resaltar que en dicho año el desempleo afectó a 977,399 peruanos, un 15.3% más que lo reportado en 2022, según datos de la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN). 

Las mypes informales, aquellas que no cuentan con el Registro Único de Contribuyentes (RUC), representan más del 80% del total del país en los últimos diez años. Fomentar su crecimiento no es posible si no se promueven acciones que incrementen la formalización de estos negocios. 

Las mypes enfrentan una excesiva e impredecible burocracia con trámites que pueden tardar un tiempo prolongado. Las barreras burocráticas impactan negativamente en la reactivación y crecimiento de las mypes, lo que las convierte en una traba para el tránsito hacia la formalización empresarial. Solo en 2023, Indecopi identificó 4,720 barreras ilegales o carentes de razonabilidad (ver Semanario 1218). Se estima que estas impusieron un costo a los agentes económicos de S/ 117 millones, según un estudio elaborado por Indecopi. Solo las municipalidades distritales impusieron 1,125 barreras, aun cuando este nivel de Gobierno es el más cercano al día a día de los negocios, y debería impulsar un ambiente de negocios adecuado para fomentar su crecimiento y competitividad. 

Se debería evaluar la capacidad de los municipios para paralizar actividades económicas, así como los permisos por los que debe transitar una mype en todo el ciclo de negocio, y determinar aquellos que sean estrictamente necesarios. Este seguimiento debe ser continuo y permanente. Además, se debe incentivar un adecuado ambiente de negocios, a través de la reducción de procedimientos administrativos, además de una mayor difusión de información relacionada con los regímenes tributarios y los beneficios de la formalidad; esto a fin de generar un mayor conocimiento de los emprendedores respecto de los beneficios de la formalización y su impacto sobre el volumen de ventas.

Las mypes también están expuestas a normas irracionales que no les permiten operar y crecer. Ejemplos de ello son el cierre de establecimientos o la imposición de multas absurdas, así como la excesiva emisión de ordenanzas municipales. Según un estudio de Ipsos, después de la inseguridad ciudadana y la corrupción, el “cierre del local” es un problema grave para los emprendedores en Lima Metropolitana. Revertir esta situación debe ser una prioridad del Gobierno. 

Esperamos anuncios importantes para impulsar un adecuado ambiente de negocios. Comprender las necesidades de los microempresarios y reducir la tramitomanía son medidas necesarias para una adecuada transición a la formalidad.