El primer semestre del año reveló que el sector agroexportador no tradicional da la cara por el país frente a la desaceleración económica actual, al ser el único que registró crecimiento con respecto al mismo periodo del año anterior (+0.2%). A su vez, un 24.2% de la población económicamente activa (PEA) se encuentra en el sector agrícola, es decir, 4.1 millones de personas, con lo que es el segundo, después del sector de servicios, en concentrar la mayor cantidad de empleos, de acuerdo con cifras del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.

Así, con medidas para promover la formalidad del sector como la extensión del Régimen de promoción agraria (ver Semanario 1029) y su relevancia en el comercio internacional, la inversión en infraestructura de riego es un tema de gran relevancia, pues contribuye con la expansión de la frontera agrícola y es clave para la competitividad al aumentar la productividad de los suelos.

Actualmente, dentro del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) propuso 16 proyectos relacionados, priorizándose la ejecución de 4 con una inversión total de S/ 5,648 millones. Su ejecución contribuiría a cerrar la brecha existente de infraestructura para irrigación, lo cual permite que agricultores accedan al recurso hídrico y promueve la productividad del sector en distintas regiones del país. Así, en el PNIC, se establece que la brecha de infraestructura hidráulica en el corto plazo (cinco años) es de S/ 6,679 millones, mientras que en el largo plazo (veinte años), sin incluir la brecha de infraestructura de riego para la pequeña agricultura, alcanza los S/ 14,625 millones. En ese sentido, para disminuir y cerrar la brecha es necesario evaluar cuál es la manera más eficiente de trasladar los recursos económicos para que los proyectos sean ejecutados sin impedimentos.

El presupuesto asignado a los Gobiernos regionales para la ejecución de proyectos de infraestructura de riego ha sido cada vez mayor. Sin embargo, la falta de ejecución del presupuesto otorgado ha aumentado en los últimos años, siendo ejecutado en 2019 solo el 61% del presupuesto. Una muestra de esto es que en el país continúan paralizados importantes proyectos de irrigación que contribuirían con la anhelada reactivación económica y sentarían las bases para mejoras significativas en la productividad agrícola del país de cara al futuro. Esto despierta el interés sobre la evaluación de la capacidad de los Gobiernos regionales para cumplir con la adecuada ejecución de los proyectos de infraestructura que se les asignan, ya que estos podrían significar el desarrollo de su región si se cuenta con una eficiente gestión de los recursos.

MAJES SIGUAS II: UN GIGANTE DORMIDO

De acuerdo con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, el sector agropecuario representa un 2.6% de las exportaciones en Arequipa; sin embargo, hace más de dos años se encuentran entrampadas las obras de un gran proyecto de irrigación que impulsaría el sector agrícola del departamento. Con una inversión de más de US$ 500 millones, el proyecto Majes Siguas II, según el PNIC, incorporaría 38,500 hectáreas de tierras eriazas con el propósito de intensificar la agroexportación y fomentaría la reconversión productiva de 15,000 hectáreas más del departamento, estas asociadas a la primera etapa del proyecto. En su máxima capacidad, se estima que el proyecto generaría 145,000 empleos formales.

Actualmente, el desarrollo de la segunda etapa del proyecto podría destrabarse debido a una propuesta de convenio, impulsada por el Ejecutivo, entre el Gobierno Regional de Arequipa (Gore Arequipa) y el Minagri, por el cual el proyecto se transferiría al Gobierno central. Sin embargo, la respuesta del Gore Arequipa aún es negativa. Un ejemplo de este proceso ha sido la reciente transferencia al Minagri del proyecto Chavimochic III, paralizado desde diciembre de 2016. Así, ahora sería el Ejecutivo el encargado de continuar con la construcción de la presa Palo Redondo y el canal Madre en el departamento de la Libertad, con lo que se espera incorporar al riego 63,000 hectáreas de zonas de cultivo del norte del país, afianzar 48,000 hectáreas de las fases anteriores y generar 150,000 empleos, según el PNIC.

Esperamos que el Minagri haga frente a los problemas que impiden la ejecución del proyecto (ver Semanario 967) y evite que se politicen los acuerdos referidos a los sistemas de producción, para lograr que estas tierras sean tan productivas como se espera y produzcan beneficios tanto para el departamento como para todo el país.

Por ello, se deben intensificar los esfuerzos para reducir la brecha de infraestructura en riego. La reactivación de los proyectos de irrigación sería propicia para dinamizar la economía frente a la crisis actual, por lo que es importante reevaluar el programa de descentralización considerando la gran importancia de los proyectos de infraestructura de riego y la capacidad real de los Gobiernos regionales de llevarlas a cabo de manera eficiente, sin paralizaciones y considerando en primer lugar los intereses nacionales.