En medio de las noticias sobre la COVID-19 que acaparan todas las portadas los últimos días, no debemos perder de vista que, actualmente, nuestro país enfrenta su propia epidemia: el dengue. Con 14,358 pacientes en observación y 6,382 casos confirmados, esta enfermedad ya ha cobrado 25 vidas en lo que va del año[1]. La cifra es alarmante si consideramos que, en 2019, el número de notificados ascendió a 15,650 y hubo 37 defunciones.

LAS PROVINCIAS MÁS AFECTADAS

Maynas (Loreto) y Tambopata (Madre de Dios) fueron las provincias con mayor registro de incidencia de la enfermedad en las diez semanas iniciales de este año. Así, en la primera provincia se registraron 3,831 casos, incluidas nueve defunciones, de un total de 4,415 notificados en todo el departamento de Loreto. De igual forma, en Tambopata, el número de pacientes ascendió a 3,503, incluidas 10 defunciones, del total de 3,777 casos registrados en Madre de Dios. Frente a este panorama, ¿cuán preparadas están las familias y los Gobiernos regionales ante esta acelerada propagación?

Se conoce que la proliferación del Aedes aegypti, vector del dengue, es favorecida por distintos determinantes, tales como el cambio climático, las condiciones de vida precarias, la falta de acceso al agua potable y de tratamiento de aguas residuales, la urbanización descontrolada, entre otros. Bajo esa línea, al analizar los indicadores de acceso a redes de agua y saneamiento en las provincias mencionadas, aún encontramos ciertas brechas.

En Maynas, por ejemplo, si bien el 68.2% de viviendas recibe agua por red pública domiciliaria, aún existe un 18.4% de viviendas que no cuenta con este servicio y un 9.2% que se abastece de un pozo o pileta de uso público. Además, cabe resaltar que, de las viviendas que cuentan con este servicio en la provincia, un 11.6% no lo tiene todos los días de la semana. De igual forma, en Tambopata, el 77.6% de viviendas tiene agua por red pública, pero un 10% no cuenta con agua vía esta red y un 9.5% utiliza un pozo. Así, muchas familias, en su afán por juntar agua para su consumo diario, lamentablemente, generan las condiciones óptimas para la creación de criaderos del vector de transmisión.

¿CÓMO ESTAMOS AFRONTANDO EL PROBLEMA?

Al 12 de marzo del presente año, el presupuesto institucional modificado (PIM) destinado al programa de Enfermedades Metaxénicas y Zoonosis, de las cuales el dengue forma parte, fue de S/ 385.6 millones en 2020, un 10.9% menos que en 2019. Para el caso de Loreto, el monto ascendió a S/ 57.1 millones un 47% más que el año pasado, y para Madre de Dios, S/ 6.5 millones, lo que significó una reducción del 28.3%. Además, en cuanto a medidas de prevención, en la partida Viviendas protegidas de los principales condicionantes de riesgo en las áreas de alto y muy alto riesgo de enfermedades metaxénicas, el PIM se redujo un 27.9% en Loreto y un 51.5% en Madre de Dios. Por otro lado, en materia de diagnóstico y tratamiento de enfermedades metaxénicas, si bien el presupuesto aumentó un 23.1% para Loreto, en Madre de Dios se redujo un 16.4%.

Ahora bien, la ruta por tomar para afrontar el problema del dengue involucra dos escenarios. Por un lado, se encuentran los programas de prevención y control y, por el otro, está la respuesta frente a brotes de la enfermedad. En ese sentido, el país cuenta con un Plan Nacional Multisectorial e Intergubernamental de Prevención y Control de Dengue en el Perú, aprobado en 2013, que traza las acciones frente a su propagación de la enfermedad. Sin embargo, las cifras presentadas no evidencian el cumplimiento de los objetivos planteados, sino que retan a los Gobiernos y la población a enfrentar esta epidemia y su impacto económico y social.

Además de las tradicionales medidas de control, resulta necesario aprovechar las herramientas que nos brinda la tecnología, como los datos masivos, para la vigilancia y el control de la enfermedad. Este es el caso, por ejemplo, del proyecto Crowdsourcing Inteligente para el zika y otras enfermedades transmitidas por mosquitos, presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo, que sirve como una guía de propuestas para abordar enfermedades en América Latina. En esa línea, el Perú cuenta con una plataforma virtual de registro de enfermedades epidemiológicas, pero un mejor uso de esta podría mejorar la eficiencia de los proyectos de intervención.

Queda claro que, para sumar los esfuerzos de afrontar esta emergencia epidemiológica, es necesario un enfoque integral del control de vectores. Reconocemos que una buena respuesta a la problemática presentada no solo se basará en la disponibilidad de las intervenciones, sino que también requerirá personal de salud disponible y bien capacitado, lo cual nos hace falta desde hace buen tiempo (ver Semanario 1020).

Esta situación, y ahora aún más con la llegada de la COVID-19, nos plantea el reto de trabajar de forma articulada y con intervenciones multisectoriales para asegurar la calidad de vida de todos los peruanos. Por las características del dengue, el bajo costo y la simplicidad de su tratamiento, el país debe aspirar a erradicar esta enfermedad como causa de muerte. ¿Hasta cuándo permitiremos cobre más vidas?

[1] Cifra actualizada al 10 de marzo de 2020, según la Sala virtual de situación de salud del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades.