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Fortalezas clave del sector externo

Por Comexperu / Publicado en Junio 27, 2025 / Semanario 1262 - Actualidad

En un contexto internacional marcado por la incertidumbre, el sector externo peruano ha cobrado protagonismo gracias a la mejora de los términos de intercambio y un superávit en cuenta corriente sostenido.

 

Para una economía abierta como la peruana, el sector externo constituye un pilar clave para la estabilidad macroeconómica. En 2025, la combinación de una mejora significativa en los términos de intercambio y un superávit en cuenta corriente ha reforzado esta posición. Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), los términos de intercambio se incrementaron un 16.4% interanual en el primer trimestre y, en 2026, alcanzarían su mayor nivel desde 1950. A ello se suma una cuenta corriente positiva, que ha favorecido la acumulación de reservas y el ingreso de capitales.

 

Los términos de intercambio se definen como la relación entre precios de exportación e importación, y son un indicador clave para el país. Su mejora implica mayores ingresos reales por cada unidad exportada, lo que fortalece la capacidad de pago externo. En el primer trimestre de 2025, el alza fue impulsada por el aumento de precios internacionales del oro, cobre y zinc, debido a restricciones de oferta, mayor demanda de activos refugio y expectativas de recortes de tasas por parte de la Reserva Federal de los EE. UU. El oro superó los US$ 2,300 por onza y el cobre alcanzó más de US$ 10,000 por tonelada.

 

El BCRP ha revisado al alza su proyección de los términos de intercambio para 2025: de un 4.4% en marzo a un 9.9% en junio. Además, se prevé que en 2026 alcancen su nivel más alto desde 1950. Este entorno favorable ha contribuido al repunte de la actividad económica, que creció un 3.9% en el primer trimestre, con un destacado dinamismo de los sectores primarios. La mejora en los términos de intercambio representa, así, un viento a favor clave para el crecimiento externo del Perú.

 

El sólido superávit en cuenta corriente

La cuenta corriente refleja las transacciones reales del país con el exterior, incluyendo exportaciones e importaciones. Un superávit implica que ingresan más divisas de las que salen y se genera una oferta neta de dólares. Si el Banco Central absorbe parte de estos flujos, acumula reservas internacionales, lo que refuerza la solvencia externa, reduce la vulnerabilidad ante choques y mejora la percepción de riesgo por parte de los inversionistas.

 

En el primer trimestre de 2025, el Perú registró un superávit en cuenta corriente equivalente al 2.3% del PBI, gracias a mayores exportaciones, términos de intercambio favorables y recuperación de ingresos por turismo receptivo. Si bien se proyecta que el superávit se modere al 1.9% del PBI para el cierre del año, el BCRP estima que volverá a incrementarse hasta un 2.3% en 2026.

 

Desde una perspectiva estructural, la cuenta corriente también refleja el balance entre el ahorro y la inversión interna. Un superávit indica que el país genera más ahorro del que utiliza internamente y acumula activos frente al resto del mundo. En el caso peruano, este resultado se ha logrado sin necesidad de restringir la demanda interna, lo que refuerza la sostenibilidad de la posición externa actual.

 

El comercio exterior continúa mostrando dinamismo, con mayores embarques mineros y no tradicionales. Asimismo, durante el primer cuatrimestre de este año, el comercio exterior terrestre ha experimentado un crecimiento del 19.2% (ver Semanario 1261), mientras que se proyecta un alza de entre el 10% y el 15% para el total de exportaciones en el año. Además, las remesas familiares mantienen una tendencia creciente al aportar divisas adicionales. En este contexto, el superávit en cuenta corriente actúa como ancla de estabilidad macroeconómica, pues respalda una inflación contenida (proyectada en un 1.8% para 2025) y favorece la atracción de inversión en un entorno externo incierto.

 

Desafíos y riesgos en un entorno global volátil

A pesar de los avances recientes, el sector externo peruano enfrenta importantes riesgos. Uno de los principales es la desaceleración del crecimiento global, que ha sido revisado a la baja por el BCRP, del 3% al 2.7% para 2025 y 2026. Esta menor expansión económica internacional podría traducirse en una demanda externa más débil para los productos peruanos.

 

Además, la elevada volatilidad en los precios de los metales representa una fuente de incertidumbre. A ello se suma el resurgimiento de tendencias proteccionistas. Por otro lado, según el BCRP, si bien se proyecta una caída del 2.4% en los precios promedio de importación, este efecto puede verse neutralizado por mayores costos logísticos y tipos de cambio más volátiles. En conjunto, estos factores configuran un entorno desafiante que exige prudencia en la conducción macroeconómica y diversificación de los motores del crecimiento externo. 

En síntesis, el sector externo del Perú ha demostrado una notable capacidad de adaptación frente a un entorno internacional complejo. La mejora de los términos de intercambio y el superávit sostenido en cuenta corriente han reforzado su resiliencia y ha aportado estabilidad macroeconómica. Sin embargo, los riesgos globales exigen mantener una política económica prudente y ampliar la base exportadora. 

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