Desde ComexPerú, hemos alertado en ocasiones anteriores la difícil situación que atraviesa el turismo en el país. Este sector, duramente golpeado por la pandemia, presentaba una lenta recuperación, debido a la inacción y ausencia de liderazgo que existió en los últimos meses de Gobierno (ver Semanario 1139). Incluso el turismo receptivo, que juega un papel importante en la generación de divisas para el país, no terminaba de recuperarse frente a las cifras observadas antes de la pandemia (ver Semanario 1142). 

En medio de esta urgente necesidad de reactivación que requiere el turismo en nuestro país —industria que empleó a cerca de 2.9 millones de personas en 2021—, una nueva crisis social que estalló en diciembre del año pasado vuelve a golpearlo, en un momento clave para su reactivación por las celebraciones de fin de año. El uso de violencia que conllevó al cierre y paralización de operaciones de algunos aeropuertos regionales, como los de Andahuaylas, Arequipa, Cusco, Juliaca y Ayacucho, además del bloqueo de carreteras y vías de acceso, dejó a varios departamentos del país sin conexión aérea o terrestre, lo cual terminó perjudicando al turismo y a miles de familias que trabajan de manera directa o indirecta en este sector. Cabe mencionar que los aeropuertos mencionados representan cerca del 15.3% del total de tráfico aéreo del país. 

El daño a la propiedad privada, así como la paralización de la actividad económica y productiva de un país termina afectando a todos; sin embargo, los más perjudicados son los más pobres. Además, las acciones violentas y de inestabilidad social perjudican nuestra imagen en el exterior, e incluso corremos el riesgo de dejar de ser un destino de turismo atractivo. Ello, para un país con una vasta oferta de recursos naturales y culturales, es inadmisible. 

El costo es alto teniendo en cuenta que aún estábamos en lenta recuperación. Según cifras de la Superintendencia Nacional de Migraciones, al cierre de 2022, se registró el ingreso de 2.5 millones de visitantes extranjeros al país. Esto implica una recuperación de tan solo el 45% de turismo receptivo respecto de lo registrado en 2019, antes de la pandemia. Un claro ejemplo del perjuicio económico, que afecta gravemente la economía local, es lo que acontece en Cusco. Según cifras históricas (2015-2020), en el mes de enero, en promedio, se registraba el ingreso diario de 1,178 visitantes nacionales y de 2,443 turistas extranjeros a Machu Picchu. Debido a las protestas, el acceso vía férrea a Machu Picchu estuvo cerrado durante cuatro días. 

Es importante resaltar que, según cifras de Promperú, el gasto promedio de un turista extranjero que visita Cusco asciende a US$ 1,671. A nivel nacional, el gasto promedio por turista cuyo principal motivo de ingreso al país son las vacaciones, recreación u ocio es de US$ 1,041 y el gasto promedio diario por turista asciende a US$ 104. 

¿QUÉ MEDIDAS URGENTE REQUIERE EL SECTOR?

Todos los sectores requieren seguridad y predictibilidad para operar. Ello es fundamental especialmente en el caso del turismo, ya que los viajeros, especialmente extranjeros, deben percibir que su seguridad está garantizada al movilizarse dentro del territorio nacional. Hoy ello no ocurre. Por ello, es primordial que se despliegue una campaña de comunicación que posicione al Perú como un destino seguro. Ello debe ir de la mano con incrementar los esfuerzos que garanticen la seguridad interna, así como prevenir nuevas revueltas; tomar una actitud más proactiva y no solo reactiva. 

Cusco es el principal destino turístico en el país[1]. Por ello, es importante garantizar el acceso seguro a la ciudadela inca, garantizar las operaciones del acceso férreo, así como mejorar el sistema de venta de entradas que incluya además un horizonte más amplio en el tiempo, de manera que los turistas puedan planificar su visita al país y tener mayor predictibilidad de conseguir entradas. Así mismo, es importante sentar las bases para la ejecución del plan de manejo territorial de la llacta y, en el corto plazo, anunciar nuevos caminos incas y ampliación del área de visita para convertirnos en un destino con “novedades”. 

Además, es importante garantizar la conectividad aérea y una óptima calidad de servicio que incentive a los visitantes a movilizarse a los diferentes atractivos turísticos con los que se cuenta a lo largo del territorio nacional. El destrabe de las inversiones para la modernización de aeropuertos regionales no puede esperar más. El riesgo de cierre de algunos es inminente para realizar reparaciones. En esta línea, además, la entrega oportuna de la ampliación del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, cuyo tráfico de pasajeros se triplicó en los últimos 10 años, es clave así como acelerar la construcción de los accesos al mismo lo cual es responsabilidad del MTC. 

También, se le debe prestar atención al turismo corporativo. Según información de Promperú, los negocios son el segundo principal motivo de arribo de turistas al país, solo después de las vacaciones, recreación u ocio. En ese sentido, Lima cuenta con un Centro de Convenciones cuyo potencial no está siendo aprovechado. Para lograrlo, es importante permitir la concesión de este importante espacio a un operador de talla mundial que sea capaz de captar grandes eventos internacionales y posicionar a la capital peruana como un destino competitivo para eventos corporativos. Ello produciría un mayor dinamismo de la economía local y generaría grandes beneficios a todos los pequeños y grandes negocios vinculados al turismo. 

El turismo es una actividad que permite un gran dinamismo de la economía, contribuye a la generación de empleo y beneficia a miles de familias peruanas. Su competitividad está en riesgo, por lo que se deben adoptar medidas urgentes, así como garantizar un ambiente apto tanto para los turistas y la promoción de inversiones en el rubro, como para todos los agentes involucrados en la cadena turística.

[1] Entre enero y septiembre de 2022, sin considerar Lima, es el departamento que lidera el top 5 de movimiento de pasajeros por aeropuertos, según cifras de Corpac. Además, es el departamento con mayor afluencia de visitantes a sus atractivos turísticos al tercer trimestre de 2022, de acuerdo con el Mincetur.