Impulsar la reactivación del sector turismo es una tarea urgente. Se requiere prender este motor de desarrollo económico y social descentralizado, sobre todo hoy, que atravesamos un proceso de desaceleración económica. De él dependen millones de peruanos que trabajan día a día por sacar adelante hoteles, restaurantes, agencias de viaje, tiendas de artesanías, agencias de transporte y otros negocios. 

En 2019, llegaron 4.4 millones de turistas internacionales al Perú, mientras que en 2022 solo fueron 2 millones. Entre enero y septiembre de 2023, arribaron 1.8 millones de turistas internacionales, la mitad (54%) de lo registrado en 2019. El año cerraría en una cifra similar a la del año pasado, aún muy por debajo del nivel prepandemia. 

La inversión en infraestructura que permita una adecuada conectividad es clave para el turismo. Sin embargo, desde hace un tiempo estamos entrampados, no avanzamos. 

Se requiere liderazgo para sacar adelante el proyecto país que debería ser el nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez (AIJCH) y sus accesos, así como para destrabar expedientes de modernización de aeropuertos regionales concesionados, lo que hoy toma años, y acabar con el pésimo manejo de las inversiones de los aeropuertos regionales no concesionados. Estos son solo algunos ejemplos. 

Las obras avanzan en el nuevo AIJCH, pero los problemas alrededor solo parecen multiplicarse. La segunda pista de aterrizaje solo se puede usar para operaciones diurnas, porque los vidrios de la nueva torre de control presentan problemas. Estos deben ser reemplazados de acuerdo con el informe de la Organización de Aviación Civil Internacional. Este proceso, si se cumpliera el cronograma, tomaría entre 9 y 12 meses, es decir, recién en el segundo semestre de 2024 se utilizarían en simultaneo las dos pistas de aterrizaje. 

Otro problema es el acceso al nuevo terminal del AIJCH: el puente Santa Rosa. Dado que el Estado, a través del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), no realizó a tiempo dicha obra, se anunció la implementación de una solución temporal con puentes modulares. Una vergüenza. Pero no hay espacio para más demoras, urge que esta alternativa esté lista en el plazo previsto, porque no se debe incurrir en penalidades millonarias que perjudicarían a todos los peruanos. No se debe postergar más la solución definitiva del acceso al nuevo terminal, sea a través de un proyecto de obras por impuestos o de una obra pública. Hoy solo existen dudas, incapacidad y falta de gestión. 

A esto se suman las numerosas obras alrededor —Línea 2 del metro de Lima (con un mal diseño, ya que la estación aeropuerto llega al actual terminal y no al nuevo), el Anillo Vial Periférico Lima-Callao, la Vía Expresa Santa Rosa, el intercambio vial Morales Duárez-Faucett y otros—, en las que no hay coordinación entre autoridades ni un plan de desvíos claros. Un verdadero caos. 

También están los problemas en el diseño del nuevo terminal del AIJCH, pues entidades como Migraciones, Policía Nacional y otros han manifestado su preocupación por los limitados espacios que se les ha asignado. Además, se presentan dificultades porque gestiones anteriores de Migraciones no adquirieron los equipos necesarios para implementar sus espacios en el nuevo terminal y hoy existe incertidumbre porque no se cumpliría con el plazo. Por último, se habla de una posible adenda para corregir errores del contrato. Esta debe hacerse de manera transparente y siempre poniendo por encima al ciudadano, a fin de no generar mayores costos para los pasajeros y pérdida de la competitividad del turismo. 

Urge conformar una Comisión de Alto Nivel donde los ministros responsables: PCM, MTC, MEF y Mincetur, tomen decisiones inmediatas para asegurar la ejecución de este proyecto país y que el Perú tenga un nuevo aeropuerto internacional y accesos que nos permitan convertirnos en el verdadero hub de América Latina.