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Actividad productiva regional: tendencias al segundo trimestre de 2025
Por Comexperu / Publicado en Septiembre 19, 2025 / Semanario 1273 - Actualidad

En el segundo trimestre de 2025, 16 departamentos crecieron con respecto al mismo periodo del año previo, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Sin embargo, solo Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica, Huánuco, Junín, Lambayeque, Lima, Loreto, Madre de Dios, Piura y San Martín acumulan al menos cuatro trimestres consecutivos de crecimiento. Por otro lado, en el último año móvil, Cusco, Moquegua y Tumbes se contrajeron al menos dos trimestres consecutivos.
Apurímac (+27.3%) lideró el crecimiento gracias a la minería (+53.8%), por la mayor producción de oro y cobre, así como por su sector construcción, gracias al avance en obras de sus Gobiernos subnacionales en riego, previsión y deporte. Le siguió Tacna (+13.8%), debido al desempeño agropecuario (+220%), especialmente por la recuperación de las aceitunas, junto con la construcción, por la mayor inversión de los Gobiernos subnacionales en riego y transporte. En tercer lugar, estuvo Junín (+11.8%), con una mayor producción minera (+42.4%) que demandó mayor generación eléctrica, junto con mayor inversión del Gobierno regional en transporte y educación.
En contraste, Tumbes (-10.8%) reportó el peor desempeño, debido a una menor inversión pública en los tres niveles de gobierno, lo que perjudicó al sector construcción (-41.3%), y a pérdidas de cultivos por el desborde del río Tumbes, que afectaron al sector agropecuario (-31.9%). Le siguen Áncash (-7.9%), por la escasez de anchoveta que afectó al sector manufacturero (-16%), así como la menor producción minera (-14.1%). Y Cusco (-4.9%), debido a la contracción agropecuaria (-17.1%) por menores cultivos, hecho vinculado a las desfavorables condiciones climáticas. Cabe resaltar que ambos departamentos fueron afectados por una menor inversión municipal.
Preocupa Cusco, que acumula tres trimestres consecutivos de contracción, lo que se explica principalmente por las caídas de los sectores minería e hidrocarburos, construcción y agropecuario durante el periodo. Aún más afectado se encuentra Moquegua, con cuatro trimestres consecutivos en negativo, a causa de las contracciones en los sectores minería e hidrocarburos y manufactura, afectados por la menor disponibilidad de cobre.
Es importante resaltar que la inversión pública evidenció una influencia considerable en cinco regiones durante la primera mitad del año. En Lambayeque, la mayoría del crecimiento regional se explicó por el sector construcción, debido principalmente a los trabajos de protección contra inundaciones en los ríos Olmos, Motupe y Zaña, por parte del Gobierno nacional. Similarmente, el sector construcción en Ica impulsó el crecimiento durante enero-marzo y mitigó la contracción durante abril-junio, gracias a los trabajos de protección en la quebrada Cansas-Chanchajalla, por parte del Gobierno regional. En Arequipa, la construcción explicó la mayoría del crecimiento del segundo trimestre por la inversión del Gobierno regional en el mejoramiento de la infraestructura vial en las provincias de Caylloma, Arequipa y Camaná.
En contraste, en Tumbes, la mayoría de la contracción económica regional se explicó por el rezago del sector construcción, debido principalmente a demoras por parte del Gobierno nacional en los trabajos de protección frente a inundaciones en las quebradas Corrales y La Jardina. Del mismo modo, aunque con mayor incidencia durante el segundo trimestre, en Cusco, el sector contribuyó negativamente por el inferior avance de los Gobiernos locales en el palacio municipal de Pichari, en La Convención, y de infraestructura educativa, agua y saneamiento.
La severa influencia de las obras públicas en el desarrollo regional sugiere rezagos en materia de diversificación económica. Además, esconde riesgos de desaceleración por motivos políticos, paralizaciones de proyectos e, inclusive, el eventual cambio de gobierno. Por esto, es importante asegurar la continuidad, pero también priorizar intervenciones que generen el desarrollo productivo de los demás sectores.
Es fundamental orientar las estrategias de política pública hacia la diversificación de la base productiva regional. En esa línea, el Programa Nacional de Diversificación Productiva (PNDP), en gestión desde 2014, busca lograrlo a través de mesas ejecutivas sectoriales y territoriales con el fin de destrabar cuellos de botella; hojas de ruta por cadena priorizada con metas e hitos financiables; agenda de normalización y calidad; extensionismo y transferencia tecnológica a través de la red CITE orientada a mipymes; simplificación regulatoria (ventanillas únicas y digitalización de permisos); compras públicas proinnovación; y financiamiento productivo (garantías, factoring y capital de trabajo).
Sin embargo, no existe un reporte público, integral y periódico que consolide el cumplimiento de metas de resultados del PNDP frente a una línea base nacional (empleo formal, productividad regional, sofisticación exportadora, etc.). Además, desde 2018, el país migró al paraguas de la Política Nacional de Competitividad y Productividad, cuya evaluación oficial reconoce carencias de metas anuales e indicadores de servicio, lo que dificulta medir el avance agregado y atribuir impactos.
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