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¿CONFIANZA O DUDAS SOBRE EL RUMBO DEL PAIS?
Por Jessica Luna / Publicado en Agosto 27, 2021 / Semanario 1087 - Editorial
El discurso del primer ministro Bellido ante el Congreso de la República, en el que expuso las políticas de su gabinete con la finalidad de solicitar el voto de confianza, anunció dos objetivos: enfrentar la pandemia y reactivar la economía. Sin embargo, ha generado grandes dudas sobre cómo se abordarán los objetivos prioritarios.
Se dejaron de lado propuestas del Plan de Gobierno de Perú Libre, así como algunos anuncios y marchas (y contramarchas) de las últimas semanas, como la desaparición del Mincetur, la prohibición de importaciones, la imposición de salvaguardias, “sorpresas” frente al alza de precios de la canasta básica, comisión por el alza del dólar, nacionalizaciones, entre otros. Además, no hubo referencia alguna a la Asamblea Constituyente. Todo ello se suma a que varios ministros de Estado tienen serios cuestionamientos y falta de idoneidad para ocupar un cargo público, y ello no fue resuelto previamente al pedido de respaldo del gabinete.
A pesar de ello, debemos destacar algunos anuncios positivos, entre ellos la priorización del destrabe de proyectos de irrigación, como Majes Siguas II, Chinecas, Chavimochic y otros, que en conjunto representarían US$ 3,500 millones de inversión y permitirían ampliar la frontera agrícola en 200,000 ha, con lo que se duplicaría la agroexportación. Asimismo, se mencionó que se retomarían los grandes proyectos de infraestructura en el marco del impulso al Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad, lo cual es fundamental para el cierre de brechas.
Sin embargo, también hay mensajes que preocupan, como la insistencia en promover el rol empresarial del Estado, lo cual ha fracasado absolutamente en el pasado. En ese sentido, el fortalecimiento de la participación de PetroPerú es un grave error que pagaremos todos los peruanos. Basta ver cómo se han despilfarrado recursos en la refinería de Talara, cuya inversión es mayor a los US$ 6,000 millones. Este monto equivale a la inversión pública en proyectos de saneamiento en todo el periodo 2016-2020 y pudo haber sido utilizado para construir, por ejemplo, 83 hospitales, más de la mitad de la brecha de este tipo de establecimientos de salud. En general, fue un mensaje lleno de asistencialismo y pocas explicaciones claras acerca de cómo se reactivarán la inversión privada, la economía y los empleos.
Otro mensaje que genera alarma es la priorización de una política exterior e integración con la región América Latina y el Caribe, y en particular con la Comunidad Andina. Esta es una mirada errónea, ya que nuestro país debe tener una mirada amplia, al mundo, para potenciar el acceso a los mercados, aprovechando esos 4,000 millones de consumidores a los que ya accedemos gracias a los TLC. Solo así nuestras empresas podrán invertir, crecer y generar empleo descentralizado.
Así, en este discurso aparentemente moderado, si bien contiene anuncios positivos, ha primado el asistencialismo antes que las acciones concretas, y genera más dudas que confianza sobre el rumbo del país y cómo se abordarán los problemas prioritarios: salud y reactivación económica.
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