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Oro y plata en máximos: la nueva bonanza minera y el respiro fiscal de 2025
Por Comexperu / Publicado en Octubre 24, 2025 / Semanario 1278 - Economía
Los altos precios del oro y la plata mantienen al Perú en un ciclo minero favorable, aunque el tipo de cambio bajo y la inversión contenida en el sector plantean desafíos para 2026.
El oro y la plata mantienen niveles históricamente altos, pese a un leve retroceso en los últimos días. Al 23 de octubre, el oro se sitúa a US$ 4,135.24 la onza, tras alcanzar un máximo histórico de US$ 4,381.21 el pasado 20 de octubre, mientras la plata se mantiene cerca de los US$ 50/oz. La toma de ganancias y señales de alivio en las tensiones comerciales entre EE. UU. y China moderaron la demanda del metal como refugio seguro, aunque los precios siguen muy por encima del promedio del año pasado.
Para el Perú, este entorno sigue siendo favorable: los metales sostienen la producción, la recaudación fiscal y el ingreso de divisas que contribuyen a mantener el tipo de cambio alrededor de los S/ 3.40. Sin embargo, la apreciación del sol plantea un nuevo equilibrio macroeconómico: estabiliza precios, pero puede restar competitividad a otros sectores exportadores.
El oro promedió US$ 3,358 por onza y la plata US$ 37.9, con incrementos interanuales del 36.1% y el 33%, respectivamente, según el Boletín Estadístico Minero (BEM) del Ministerio de Energía y Minas (Minem) de agosto de 2025. Desde entonces, ambos metales mantuvieron una tendencia alcista que alcanzó máximos históricos en octubre, antes del reciente ajuste. El repunte se explica por las expectativas de recortes de tasas en EE. UU., la volatilidad geopolítica y la demanda sostenida de oro por parte de bancos centrales. En conjunto, estos factores reforzaron la entrada de divisas hacia economías productoras como el Perú, que ha visto un crecimiento del 16.2% en sus exportaciones metálicas entre enero y agosto. Sin embargo, la alta dependencia del país de los commodities también lo expone a los vaivenes de un mercado que, como se vio esta semana, puede cambiar de rumbo en cuestión de días.
El repunte de precios ha venido acompañado de un mayor valor de exportaciones mineras. Entre enero y julio de 2025, el valor por exportaciones de oro creció un 41.1% y el de plata, un 21.6%, frente al mismo periodo del año anterior, según cifras del Minem. Este dinamismo también se ha traducido en más empleo: 270,095 trabajadores directos en agosto, lo que representa un aumento interanual del 10.7%.
Sin embargo, el impulso productivo contrasta con un panorama de inversión aún contenido. La cartera de proyectos mineros asciende a US$ 64,071 millones, pero solo US$ 727.5 millones corresponden a exploración, lo que evidencia cautela ante la conflictividad social y la lentitud en los permisos. Pese a los altos precios, las empresas priorizan optimizar operaciones y preservar liquidez antes que lanzar nuevas inversiones. Así, el auge de los metales preciosos está dando oxígeno al corto plazo, pero no garantiza un nuevo ciclo de expansión minera si la inversión no recupera tracción.
Impacto fiscal y cambiario
El alza de los metales preciosos continúa impulsando las finanzas públicas. En agosto de 2025, la recaudación del subsector minero sumó S/ 2,089 millones, un incremento del 47.6% mensual y el 31.6% interanual, según el BEM. En el acumulado de enero a agosto, los ingresos sumaron S/ 16,156 millones, un 32.9% más que en el mismo período de 2024. El canon minero superó los S/ 6,982 millones, mientras que las regalías mineras llegaron a S/ 1,902 millones.
Este desempeño ha brindado un respiro fiscal tras dos años de lenta recaudación no minera. Sin embargo, el entorno cambiario introduce nuevos matices: el tipo de cambio se mantiene en alrededor de los S/ 3.40, apoyado por la entrada de divisas mineras, exportaciones en general y un dólar global más débil. Aunque esto ayuda a contener la inflación, también reduce el valor en soles de las exportaciones y puede restar competitividad a otros sectores. El reto para 2026 será sostener los ingresos públicos sin depender de precios excepcionales ni de un tipo de cambio inusualmente bajo.
El 2025 quedará marcado por una bonanza minera que combinó precios récord, fuerte recaudación y un tipo de cambio históricamente bajo. El oro y la plata han devuelto dinamismo a la economía y alivio a las finanzas públicas, pero la inversión minera aún no despega del todo. Si los precios internacionales se moderan, entrarían menos divisas al país, lo que podría elevar el tipo de cambio y reducir el margen fiscal asociado al auge actual.
El verdadero reto para 2026 será convertir la bonanza en resultados tangibles: dar luz verde a la operación de nuevas minas, poner en marcha nuevos proyectos mineros, sostener la producción y preservar la estabilidad fiscal más allá del ciclo de precios.
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