El estallido del conflicto militar entre Israel e Irán genera incertidumbre sobre la cotización internacional del petróleo. Existe el riesgo de afectación a infraestructuras estratégicas como el estrecho de Ormuz, por donde transita aproximadamente el 20% del comercio global. El precio internacional del crudo Brent, principal referencia para los mercados globales, llegó de US$ 69 antes de la escalada a los US$ 74 por barril, según Trading Economics. Este es su mayor incremento desde 2022. 

No es la primera vez que el precio del petróleo reacciona de esta forma. Por ejemplo, durante la guerra Irán-Irak en los años ochenta, la invasión de Kuwait en 1990, los ataques a instalaciones saudíes en 2019, o el reciente conflicto ruso-ucraniano, la cotización del crudo aumentó entre un 10% y un 40%. Frente al estallido del conflicto en Ucrania en 2022, Europa occidental, dependiente del gas ruso, experimentó una crisis inflacionaria generalizada a causa del incremento en los precios de la energía. 

El Perú depende de la importación de hidrocarburos. En 2024 importó US$ 3,900 millones de petróleo crudo, según cifras de la Sunat. En 2023, fue el importador número 39 del mundo, según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC). Además de cambios en los precios del recurso y movimientos en los mercados, la incertidumbre internacional puede afectar significativamente el desempeño local, como advirtió el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). 

El encarecimiento de los combustibles no solo afecta a los hogares por el mayor costo del transporte o del gas doméstico, sino que encarece toda la cadena productiva nacional. Esto significa un riesgo inflacionario, similar o peor al registrado entre 2022 y 2023, durante el conflicto entre Rusia y Ucrania, que derivó en un aumento significativo en los precios locales por el efecto en los precios de la energía y los alimentos. 

A propósito de dicho conflicto, a mediados de 2022 el precio del barril escaló hasta US$ 118.61. En el Perú, esto se reflejó en una inflación del 8.56% para dicho año, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). En su memoria de 2022, este índice lejano al promedio anual del 2% se atribuyó a factores externos, específicamente al alza de precios internacionales de commodities como combustibles y otras fuentes de energía, a consecuencia de la guerra. 

Cuando ocurrió el ataque a las instalaciones saudíes en septiembre de 2019, se interrumpió temporalmente la producción del 5% de la oferta mundial. Este riesgo de desabastecimiento aumentó el precio del barril en un 20%, de US$ 60 a US$ 71.95, según el archivo de BBC. Sin embargo, la velocidad con la que se recuperaron la producción y el mercado (el Gobierno saudí volvió a producir cerca de su capacidad original en pocas semanas) hizo que esto no se convierta en mayor inflación para nuestro país. 

¿Cómo enfrentamos la incertidumbre del crudo?

Desde 2004, el Perú posee el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), el cual establece una franja de precios para los productos derivados del petróleo y compensa a las empresas para mantener el precio final dentro de dicho rango. 

El principal problema con el FEPC, además de su limitada cobertura, es su alto costo fiscal. Al tener que compensar a las empresas para mantener el rango establecido, el Fondo adquiere grandes cantidades de deuda cuando el precio crece por encima del límite. Por ejemplo, en 2022, su saldo de obligaciones fue de casi S/ 6,000 millones. Esto, en un escenario deficitario para el fisco, puede aumentar aún más el incumplimiento de la regla fiscal. 

En los últimos años se ha ido implementando el Fondo de Inclusión Social Energética (FISE), que entrega vales de descuento a familias de bajos ingresos para adquirir balones de gas, acceso al uso del gas natural y a la conversión de motores de autos a GNV. Según el BCRP, esto ha permitido acceder a un combustible más barato y menos contaminante, a un costo moderado. 

Una opción más eficiente sería revisar los problemas estructurales del sector hidrocarburos. Entre 2010 y 2024, la producción nacional de petróleo disminuyó de 70,000 a un promedio de 44,216 barriles diarios en mayo de 2025, según Perúpetro. Sin embargo, el Perú necesita 270,000 diarios, por lo cual recurre a importaciones, según la Sociedad Peruana de Hidrocarburos. 

Dicho deterioro es consecuencia de una combinación de factores: sobrerregulación, incertidumbre jurídica, conflictividad social no resuelta y un marco normativo que ha desincentivado la inversión en exploración y explotación. ¿Queremos depender cada vez menos de los choques externos? Entonces, es tiempo de romper con la ineficiente burocracia.