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Desempeño de los CITE
Por Comexperu / Publicado en Mayo 09, 2025 / Semanario 1255 - Actualidad

El Perú no necesita crear más programas para impulsar la productividad empresarial. Lo urgente es mejorar el desempeño de los que ya existen. Los CITE tienen un rol clave, pero requieren condiciones mínimas para ser verdaderamente efectivos.
En un entorno global cada vez más competitivo, la capacidad de los países para impulsar la productividad empresarial se ha vuelto una necesidad. En el caso peruano, esta tarea sigue pendiente, especialmente en departamentos con menor desarrollo económico. Si bien existen instrumentos diseñados para cerrar estas brechas, como los Centros de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica (CITE), su desempeño ha sido desigual. Mejorar su funcionamiento puede ser una estrategia concreta y descentralizada para elevar la productividad del país.
Los CITE, adscritos al Instituto Tecnológico de la Producción (ITP), ofrecen asistencia técnica, capacitación, ensayos de laboratorio y servicios especializados para empresas, especialmente micro, pequeñas y medianas. Su objetivo es fortalecer las capacidades productivas en sectores estratégicos como agroindustria, pesca, textil y manufactura. En líneas generales, constituyen una herramienta relevante para acercar la innovación tecnológica al tejido empresarial.
Diversos países han implementado políticas industriales eficaces para mejorar la productividad empresarial y fortalecer sus economías. A continuación, presentamos tres ejemplos destacados:
En India, el estado de Karnataka, con Bangalore como epicentro, ha emergido como un importante centro de innovación global. La implementación de la Política de Centros de Capacidades Globales (GCC) ha sido clave en este desarrollo. Esta política se enfoca en el desarrollo de talento, mejora de infraestructura y creación de un ecosistema local vibrante, que consolida a Karnataka como un líder en tecnología e innovación en India.
Por otro lado, en Vietnam se han establecido más de 400 zonas industriales planificadas, con aproximadamente 300 operativas y una tasa de ocupación promedio que supera el 80%. Estas zonas ofrecen ventajas estratégicas, como costos laborales competitivos, incentivos fiscales y una ubicación geográfica favorable, lo cual atrae inversiones extranjeras y fortalece la cadena de suministro global.
En Brasil se han desarrollado centros integrados que brindan servicios exclusivos a los agricultores, que incluyen asesoramiento técnico, regularización ambiental y acceso a créditos. Estos centros funcionan como un punto de contacto único para los agricultores, facilitan la adopción de tecnologías y prácticas sostenibles y mejoran la productividad en el sector agroindustrial.
Estos ejemplos muestran cómo la implementación de políticas industriales bien estructuradas y adaptadas a las necesidades locales puede impulsar significativamente la productividad empresarial y el desarrollo económico.
Según la Memoria Anual 2023 del ITP, la Red CITE está conformada por 29 centros públicos y unidades técnicas distribuidos en 25 regiones del país. Durante ese año, se brindaron 84,883 servicios tecnológicos que beneficiaron a unas 22,755 unidades productivas. Las regiones con mayor cobertura fueron Lima, La Libertad, Arequipa, Cusco, Junín y Loreto; mientras que Tumbes, Apurímac, Amazonas y Huancavelica concentraron la menor incidencia.
Esta brecha no parece ser casual. Según el Registro Nacional de Municipalidades 2024 (RENAMU), Huancavelica es uno de los departamentos con mayores limitaciones en infraestructura institucional: el 10% de sus municipalidades no cuenta con servicio de internet, lo que dificulta seriamente la articulación con iniciativas tecnológicas como los CITE. Este patrón se repite en otros departamentos con baja cobertura de los centros, donde también se reportan altas tasas de necesidad de asistencia técnica y carencias en maquinaria o sistemas de gestión. Por ejemplo, según el RENAMU, el 57% de las municipalidades requieren asistencia técnica para evaluar proyectos y el 55% necesita apoyo en gestión institucional. Estas limitaciones pueden afectar la capacidad de los departamentos para aprovechar plenamente los servicios ofrecidos por los CITE.
A pesar de estos desafíos, existen casos exitosos de articulación entre los CITE y el ecosistema productivo regional. Por ejemplo, en La Libertad, la empresa EcoValle, en colaboración con el CITE Chavimochic, desarrolló productos nutracéuticos a partir de cáscaras de granada. Asimismo, la empresa Danper implementó tecnología de visión artificial en sus cultivos tras participar en un proceso de innovación abierta facilitado por un CITE. Estos ejemplos demuestran el potencial transformador de los CITE cuando se integran eficazmente en sus respectivos entornos regionales.
Impulsar la productividad empresarial no requiere reinventar la política pública, sino mejorar el desempeño de los instrumentos ya existentes. Los CITE tienen el potencial de ser verdaderos catalizadores del desarrollo productivo regional, pero su impacto dependerá de que estén insertos en entornos institucionales preparados, con capacidades técnicas mínimas y voluntad de articulación local. Experiencias internacionales como las de India o Vietnam muestran que la clave no está en proteger industrias, sino en conectar oferta tecnológica con tejido empresarial real. Es urgente sentar las bases que permitan a las empresas responder con mayor resiliencia a los shocks externos. Fortalecer los CITE es un paso concreto en esa dirección.
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